Son elementos metálicos parecidos a un tornillo, se colocan en los huesos maxilares mediante cirugía por debajo de la encía, actuando como soporte de los nuevos dientes artificiales.
Sobre los implantes dentales colocaremos una corona o prótesis para reemplazar la corona natural.
Después de colocar un implante comienza el proceso de osteointegración, que consiste en fusionar el implante con el hueso maxilar.
Dependiendo del tipo de implante y la zona, el proceso durará entre tres y cuatro meses.
Todos los casos son distintos por lo tanto la complejidad varía. Hay ocasiones que el paciente no cuenta con suficiente hueso, ni con la calidad necesaria para que dicho implante triunfe. En ese caso será necesario realizar un injerto de hueso durante la cirugía.
Para la realización de esta intervención primero realizaremos:
TAC o tomografía axial computarizada. Es importante efectuar esta prueba ya que nos indicará con exactitud la cantidad de hueso con la que contamos para determinar la longitud, dirección y grosor del implante que vamos a colocar y también la posición del nervio.
Una vez planificada la cirugía, colocaremos la anestesia local.
Realizaremos una incisión en la encía para poder llegar al hueso, la colocación del implante se realiza con diferentes tipos de fresas hasta llegar a una cavidad exacta y por último cerraremos la encía con sutura para proteger la zona de posibles infecciones, los cuales retiraremos a los 10 días más o menos.
Después de toda cirugía es importante mantener una buena higiene, cuidados específicos y revisiones periódicas para asegurar el éxito del implante.
Los cuidados más frecuentes que indicamos a nuestros pacientes en el postoperatorio son:
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